Estando en el centro de investigación Ames en el campus de Silicon Valley de la NASA, me di cuenta de que Latinoamérica desempeña un papel crucial en la economía global del futuro y se encuentra en una posición clave para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de la Cuarta Revolución Industrial, al igual que ninguna otra región.
Con una rica variedad de recursos naturales, América Latina se destaca como un importante productor y exportador de commodities como café, soja, cobre y petróleo, entre otros recursos que solo se encuentran en la tierra fértil que la caracteriza. Además, cuenta con el expertise que ofrece siglos de experiencia en su producción. Estos recursos son vitales en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, ya que la demanda de materias primas y energía continúa creciendo con el desarrollo tecnológico. Además, la región cuenta con una población de más de 650 millones de personas, lo que la convierte en un mercado potencialmente lucrativo para las empresas y una fuente de oportunidades de inversión extranjera.
La transformación digital es un elemento clave en la agenda de América Latina. Por ejemplo, a través de una de mis compañías, que cofundé con Jean García Periche, un joven dominicano ilustre que también fue seleccionado para el programa en la NASA, algunos países de la región están trabajando para abrazar la digitalización y aprovechar las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y el internet de las cosas, para mejorar la productividad, la innovación y la competitividad en diversos sectores. Las startups están floreciendo en áreas como fintech, comercio electrónico, salud y agrotecnología, impulsando el espíritu emprendedor y la creatividad en toda la región.
Sin embargo, el camino hacia la Cuarta Revolución Industrial ciertamente presenta desafíos para nuestros pueblos. La brecha digital sigue siendo un obstáculo importante, con disparidades en el acceso a la tecnología y la conectividad en distintos países y comunidades. Por eso, es fundamental abordar esta brecha para garantizar un crecimiento inclusivo y equitativo, evitando una mayor polarización en la sociedad.
Además, la inclusión en el desarrollo desempeñará un papel fundamental en la adopción de nuevas tecnologías. Los avances en inteligencia artificial, robótica y genética plantean cuestiones fundamentales en los futuros marcos socioeconómicos que deben abordarse al tomar decisiones que moldean el progreso de la humanidad. La región debe asegurarse de que el progreso tecnológico se base en principios y valores sólidos, protegiendo la privacidad y la utilidad de los datos, evitando la discriminación y promoviendo el bienestar social por medio de la inclusión. Además, es crucial aprovechar el potencial de desarrollo sostenible en el contexto de una nueva era marcada por la dependencia en sistemas autónomos e interconectividad. Es más, con un enfoque en la energía renovable, la conservación de los recursos naturales, las prácticas eco-amigables y la inclusión social, la región puede convertirse en un modelo para un desarrollo sostenible y resiliente. Por ende, la colaboración entre los países latinoamericanos y el resto del mundo es clave para abordar desafíos globales como el cambio climático y la pobreza, promoviendo una visión colectiva de un futuro mejor. En esencia, esto representa el desafío y la oportunidad del día a día.
En definitiva, América Latina se encuentra en un punto de inflexión en el que puede liderar el camino hacia un futuro prometedor en la Cuarta Revolución Industrial. Esto implica una cuarta revolución industrial latinoamericana que demuestre el valor de los pueblos que hasta el momento han sido marginados. Con su riqueza natural, mercado en crecimiento, espíritu emprendedor, resiliencia histórica y avances en tecnología apoyados por la necesidad, la región tiene el potencial de aprovechar al máximo las oportunidades y superar los desafíos. Al centrarse en la sostenibilidad, el cambio de mentalidad y la colaboración, Latinoamérica puede forjar un camino hacia un futuro inclusivo, próspero y tecnológicamente avanzado para toda la región, donde nadie sea menos que el otro. Es tiempo de ser el ejemplo.
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